1848.
En el terreno de la revolución, Francia fue una nación adelantada. En 1848, excepto en Inglaterra y Francia donde dominaba la burguesía, la nobleza y la aristocracia gobernaban toda Europa. El pueblo francés nuevamente toma la delantera y en febrero de 1848 derriba la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleáns. La noticia se extiende rápidamente y en marzo una serie de levantamientos, guerras civiles e insurrecciones son protagonizadas por los pueblos de Austria, Alemania, Hungría e Italia contra la dominación aristocrática.
En ese mismo mes, Marx y Engels publican el Manifiesto Comunista, que no podrá ser leído por los insurrectos pero que anticipó los obstáculos y dilemas ante los cuales se encontró el proletariado europeo. En el Manifiesto plantean que la revolución que se avecina en Europa se desarrollará en dos tiempos. En aquellos países, como Inglaterra y Francia, donde ya dominaba la burguesía, el proletariado debía luchar por imponer su propia dominación de clase. Mientras que en los países donde aún gobernaba la reacción feudal, como en Alemania, el proletariado comunista lucharía “al lado de la burguesía, en tanto que ésta actúe revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeño burguesía reaccionaria”.
En el terreno de la revolución, Francia fue una nación adelantada. En 1848, excepto en Inglaterra y Francia donde dominaba la burguesía, la nobleza y la aristocracia gobernaban toda Europa. El pueblo francés nuevamente toma la delantera y en febrero de 1848 derriba la monarquía constitucional de Luis Felipe de Orleáns. La noticia se extiende rápidamente y en marzo una serie de levantamientos, guerras civiles e insurrecciones son protagonizadas por los pueblos de Austria, Alemania, Hungría e Italia contra la dominación aristocrática.
En ese mismo mes, Marx y Engels publican el Manifiesto Comunista, que no podrá ser leído por los insurrectos pero que anticipó los obstáculos y dilemas ante los cuales se encontró el proletariado europeo. En el Manifiesto plantean que la revolución que se avecina en Europa se desarrollará en dos tiempos. En aquellos países, como Inglaterra y Francia, donde ya dominaba la burguesía, el proletariado debía luchar por imponer su propia dominación de clase. Mientras que en los países donde aún gobernaba la reacción feudal, como en Alemania, el proletariado comunista lucharía “al lado de la burguesía, en tanto que ésta actúe revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeño burguesía reaccionaria”.